La Unión Europea tiene planeado aumentar hasta los 500 millones de euros los fondos que asigna a Marruecos para la cooperación en materia de inmigración, tal como han podido saber fuentes de Europa Press.
Esta partida prevista hasta 2027 se destinará a diferentes objetivos: la protección de migrantes, la gestión de fronteras y la creación de mecanismos para combatir el tráfico de personas. Para Marruecos, esta asignación supone un aumento considerable de los 346 millones de euros que recibió en el presupuesto comunitario anterior.
Una portavoz de la institución europea recuerda que Marruecos es “un socio estratégico y comprometido” con los países de la unión en materia migratoria y señala que el aumento de estos fondos se debe al compromiso para hacer frente a la trata de personas con medidas como “apoyo en la gestión de las fronteras, cooperación policial reforzada, incluidas investigaciones conjuntas, sensibilización sobre los peligros de la inmigración irregular y cooperación reforzada con las agencias de la UE que trabajan en el ámbito de los asuntos de interior”, como Frontex centrada en el control de las fronteras.
El Ministro del Interior español, Fernando Grande-Marlaka, ya adelantó en la última reunión con el resto de ministros europeos en Praga, la necesidad de aumentar estos fondos para poder dar “una asistencia regular, predecible y de entidad, que hasta ahora ha sido insuficiente” a aquellas personas que quieran migrar a Europa de forma legal y ordenada.
Marruecos es uno de los socios privilegiados de la Unión Europea que, junto con Libia, recibe más fondos de las arcas de la UE para poder controlar la inmigración irregular en las fronteras africanas. No obstante, su lugar único a las puertas de las fronteras españolas de Ceuta y Melilla, también ha sido el origen de diferentes crisis migratorias.
Sin ir más lejos, en mayo de 2021, más de 8.000 migrantes, muchos de ellos menores, intentaron una entrada masiva en Ceuta ante la pasividad de las autoridades marroquíes que, en muchas ocasiones, utilizan estos flujos migratorios como forma de presión política tanto contra España como contra la UE.
Aun así, la cooperación de las autoridades europeas con los países de tránsito y de origen de los migrantes ha reducido en gran medida la llegada de embarcaciones a las costas pese a que todavía hay muchas personas que continúan jugándose la vida en el mar.