Pese a que el número de embarcaciones ha descendido en un 3,3% con respecto al año pasado, la ruta canaria se ha convertido en una de las más letales, pues el Gobierno de Canarias calcula que el número de fallecidos en lo que va de año podría alcanzar las 1.000 personas, casi el mismo que en todo el 2021, cuando murieron 1.109 migrantes.
Estos son datos de Missing Migrants, la agencia de Naciones Unidas dedicada a documentar las muertes y desapariciones de las personas que intentan alcanzar Europa. Unas cifras que podrían aumentar en los próximos meses pues “todavía falta la época más dura del año”, según Txema Santana, asesor de la vicepresidencia del Gobierno canario.
Hace apenas unos días, esta institución mostraba una “preocupación elevada” ante esta situación, ya que cada vez más, las personas que se lanzan al mar lo hacen en condiciones más precarias. Las grandes barcas de madera, como los cayucos y las pateras, ya no se utilizan y han sido sustituidos por lanchas neumáticas que no están preparadas para viajar por alta mar.
Además suelen estar recauchutadas y transportar a más personas de las que deberían, por eso aunque las llegadas han descendido, el número de personas que han alcanzado las islas ha aumentado en un 14,9%.
Al ser embarcaciones mucho más endebles, las salidas de los últimos meses se han producido en la ruta más “corta”, es decir, aquella que conecta Marruecos y el norte del Sáhara con Lanzarote y Fuerteventura, las islas que concentran más del 50% de las llegadas según datos de Cruz Roja.
“Hay un claro decrecimiento de la intensidad de las llegadas”, señala el periodista Santana a El País, “Rabat vigila más, hostiga más, detiene más en tierra, sobre todo porque antes no hacía nada pese a los acuerdos existentes. Ha habido un cambio de actitud”. Pese a ello, han sido 11.000 personas las que han salido desde las costas de Marruecos hacia España.
Este país del norte de África es uno de los principales socios para España, y Europa, en materia de inmigración. De hecho, Bruselas ha aprobado un paquete de ayudas de 500 millones de euros para que Rabat refuerce la seguridad en las fronteras y controle mejor la inmigración irregular.
Cambios en el origen
También ha habido un cambio en los orígenes, pues la crisis provocada en el Muelle de Arguineguín en Gran Canaria en 2020 fue producido por la llegada masiva de migrantes desde Dajla (Sáhara Occidental), Mauritania o Senegal.
Pero ahora las salidas se producen desde la franja de costa que va desde Tan-Tan en Marruecos hasta Boajdor en el Sáhara, especialmente en las ciudades costeras de El Aaiún y Tarfaya que son las más cercanas a Fuerteventura y Lanzarote. Una ruta que puede durar solo entre 24 y 36 horas si todo va bien.
En lo que va de 2022, estas dos islas son las que acumulan el 53,3% de las llegadas a las islas, superando con creces a Gran Canaria. Pese a que se han llevado a cabo numerosas opciones para evitar los colapsos de migrantes, no se ha podido evitar desgracias como la ocurrió en agosto en la que una mujer y una niña de cuatro años fallecieron durante el trayecto.
Lo que no ha cambiado es el origen de los migrantes, que siguen siendo mayoritariamente subsaharianos de países como Senegal, Costa de Marfil y Malí.
La ruta canaria se cobra 1.000 vidas en lo que va de año por la precariedad de las embarcaciones