La sociedad senegalesa se define por muchas cosas. Una de ellas es que el 35,2% de la población practica la poligamia, según los datos más recientes de la Agencia Nacional de Estadística y Demografía de la República de Senegal, que datan del 2013. Senegal no es el único país en el que sucede esto, pues parte de África Occidental y Central es conocida como “el cinturón de la poligamia”.
Además, de acuerdo con el Pew Research Center, en África subsahariana, cerca del 11% de la población vive en hogares poligámicos, e indica que el 86% de la sociedad senegalesa acepta moralmente la poligamia, frente a un 8% que considera lo contrario. Senegal es también uno de los países de la región que reconoce en su legislación civil la opción de elegir entre la poligamia o la monogamia.
La poligamia en la sociedad senegalesa es importante porque funciona como factor de empuje para muchos candidatos a la migración irregular. Cierto es que la tendencia a formar hogares poligámicos varía según la etnia, no obstante, se podría afirmar que las dos etnias que más la practican son la Lebú – conocida por ser la etnia de los pescadores – y la peul.
El pasado año, en un pueblo a las afueras de Saint Louis, concretamente, Khar Yalla, dos mujeres lebús, Fatou Diop y Awa Seck, expresaban su apoyo total a la migración irregular incluso después de haberse conocido el naufragio de un cayuco. Incluso aseguraron que sus hijos iban a migrar a España cuando tuviesen una edad adecuada. Cabe destacar que ambas mujeres compartían sus hogares con sus respectivas coesposas.
Según Moussa Sediou Diallo, periodista senegalés especializado en las migraciones africanas, las mujeres de la etnia lebú ejercen una fuerte influencia sobre sus hijos debido a que los hombres pasan la mayor parte del tiempo en el mar, así que son ellas las que gestionan el hogar. De acuerdo con el experto, es por eso también por lo que se construyen los imaginarios en la cabeza de los niños.
Cuando las madres, desde que sus hijos son pequeños, les dicen que cuando sean adultos van a ir a España, los niños crecen con esa idea en la cabeza. Para Diallo, la mejor manera de cambiar estos imaginarios es enfocarse en las mujeres lebú y ofrecerles apoyo desde las estructuras del gobierno para mejorar sus condiciones de trabajo como de vida.
Muchas mujeres pertenecientes a esta etnia no son realmente conscientes de los riesgos que encarna la ruta Atlántica, lo único que ven es que el cayuco en el que se suben sus hijos se convierte en un ascensor social para ellas, una fuente de ingresos y una razón para que su comunidad les otorgue un mayor respeto.
El testimonio de Modou (nombre ficticio), un joven senegalés candidato a la migración irregular coincide con lo descrito anteriormente. Su motivación para migrar por mar viene, entre otras cosas, debido a la diferencia del trato que ejercía su padre entre su madre y su coesposa. Según él, los hijos de la otra mujer siempre han disfrutado de muchas ventajas económicas de las que él nunca ha dispuesto.
Además, se queja porque sus medio hermanos nunca le han ayudado, ni a él, ni a sus hermanos. Lo interesante de su relato no es simplemente las envidias que surgen en hogares poligámicos que se erigen en algunos casos como impulsores de la migración irregular, si no que, para más inri, los hermanos por parte de padre están en Europa de forma legal.
Tal y como describe el periodista Diallo, “cuando en un hogar conviven un marido y dos o tres mujeres, además de los hijos de cada matrimonio, estos sufren discriminación”. De hecho, esta discriminación se acentúa cuando uno de los hijos del hogar poligámico migra y logra llegar con vida, puesto que el efecto que causa en las otras esposas es presionar a sus hijos para que hagan lo mismo.
Estas mujeres ven cómo la situación de aquella cuyo hijo ha migrado cambia, pues una vez en Europa, la mujer recibe dinero para poder cubrir sus necesidades. Mientras, el resto de las mujeres ve como la situación de la mujer va mejorando y la suya no cambia. A partir de aquí, comienza a desarrollarse un discurso para convencer a sus hijos de que migrar es la única solución para ayudarlas.