La Guardia Civil monitorea desde hace días la valla que separa Melilla de Marruecos ante la llegada masiva de migrantes que se están concentrando al otro lado de la frontera y que podría traducirse en un nuevo salto como el ocurrido en junio de este año.
Según las autoridades españolas, alrededor de 5.000 migrantes han llegado en los últimos días a Nador desde diferentes puntos de África, principalmente desde Sudán, para intentar atravesar las fronteras europeas. Es el número de migrantes más elevado que se ha registrado nunca en la frontera con España.
Para el Instituto Armado la alerta es máxima ya que quieren evitar que vuelva a suceder el trágico salto de la valla que ocurrió hace unos meses, que dejó varios fallecidos todavía sin contabilizar, pues según Marruecos fueron 23, pese a que las ONGs calculan más de 70. En aquella ocasión fueron entre 1.700 y 2.000 personas las que intentaron saltar la frontera, muchas menos que las 5.000 contabilizadas hasta ahora.
“Bajarán en manada, como siempre. Por mucho que estemos avisados, hacer frente a una marabunta así es muy complicado”, aseguran fuentes de la Guardia Civil a El Mundo.
Desde este sábado se han sucedido las redadas de la policía marroquí en los montes próximos a Melilla, especialmente en el monte Gurugú, donde tradicionalmente se han refugiado los subsaharianos que planeaban intentar un salto a la valla.
Sin embargo, en esta ocasión, este no es el principal punto de reunión de estas personas que han preferido dispersarse alrededor de otros montes que también rodean Nador. Desde que empezase a actuar la policía marroquí ha habido decenas de detenciones, a pesar de que la llegada de personas no se ha detenido.
Aunque fue a finales de agosto cuando comenzó esta nueva concentración de personas, no ha sido hasta hace dos semanas cuando ha llegado el grueso de migrantes, que ya se está organizando en grupos de entre 25 y 30 personas para intentar un nuevo salto.
La gran mayoría de ellos son de origen sudanés y se han concentrado tanto en Nador como en las ciudades cercanas de Uxda y Berkan. Tanto desde el lado marroquí de la valla como en la frontera española, se han organizado dispositivos especiales para intentar evitar un salto de magnitudes nunca vistas.
A parte del problema que supone judicialmente atravesar a la fuerza la frontera de un país extranjero, al que es muy complicado pedir asilo, los saltos a la valla son un grave problema humanitario. Pues las vallas que separan a España de Marruecos están reforzadas con concertinas muy afiladas que dañan la carne de aquellos que las tocan.
Además, la parte superior de la valla está a varios metros del suelo, lo que puede provocar roturas de huesos u otros problemas cuando los migrantes saltan de un lado a otro. Pero no solo eso, la policía y las autoridades que se encuentran al otro lado también sufren graves lesiones producidas por la desesperación de las personas que saltan la valla y solo buscan huir y su intento de no dejarles cumplir su objetivo.