La Asociación Hay Raíces de Tenerife ha denunciado varios casos de abuso y explotación sexual por parte de algunos residentes de la isla a los usuarios del campamento de migrantes Las Raíces, situado en La laguna.
Según los voluntarios, es una situación que se lleva dando “desde hace tiempo” aprovechándose de la situación de vulnerabilidad en la que se encuentran los migrantes, que viven en este campamento gestionado por la ONG Accem a la espera de que se regularice su situación en España.
“El próximo mes, cuando cobre, que ahora tengo poco dinero, iremos a un hotel y pasamos la noche juntos”. Este es uno de los mensajes que un hombre de Tenerife hizo llegar a uno de los residentes del campamento. En los chats, a los que ha tenido acceso El Diario, el hombre envía fotos suyas desnudas y exige al migrante que también lo haga.
“Hay otro hombre que va con su coche, una berlingo gris, y se lleva sobre todo a marroquíes”, cuenta otro de los voluntarios de la asociación que aseguran que intercambia alcohol y drogas por sexo.
Los voluntarias han intentando en varias ocasiones interponer denuncias ante la Policía Nacional pero al tratarse de personas adultas y no ser ilegal la prostitución, no se pudo llevar a término. Sí que hay delitos relacionados con el proxenetismo pero son difíciles de demostrar.
Aún así, desde que se conoció la noticia, la Delegación de Gobierno en Canarias y demás autoridades pertinentes se han puesto a trabajar para ver cómo acabar con esta situación.
“Lo primero que hacemos es escuchar, atender y ofrecer acompañamiento jurídico y psicológico”, han señalado desde la ONG Accem, responsable de la gestión del campamento, que también da formación a los migrantes para evitar que caigan en este tipo de explotaciones.
La vida es “muy difícil” en el campamento
Desde que abriese sus puertas en febrero de 2021, el campamento Las Raíces no ha recibido más que críticas por parte de los residentes así como de las personas que se encargan del lugar.
Enmarcado dentro del llamado Plan Canarias, este campamento sirve como residencia temporal para los migrantes que llegan a la isla a la espera de que se regularice sus situación o sean trasladados a la Península.
Pero el agua fría de las duchas, la baja calidad de la comida así como el hecho de que las carpas se inunden cuando llueve, hace que los migrantes describan su vida allí como “muy difícil”.
En la actualidad el número de migrantes es mucho menor por el gran descenso de llegadas de este 2022 que ha permitido que se cierre el campamento de Las Canteras, también en Tenerife, que funcionaba con el mismo propósito.