Según un comunicado de la Organización Médicos sin Fronteras (MSF), cuando los sobrevivientes de un naufragio frente a Libia llegaron Pozzallo (Italia), el pasado lunes, estaban ansiosos por llamar a sus familias.
MSF les proporcionó teléfonos móviles y los padres de los sobrevivientes se emocionaron al escuchar las voces de sus hijos, quienes creían que habían muerto tras enterarse del naufragio a través de las redes sociales. Marina Castellano, líder del equipo de MSF en Pozzallo, describió este momento como muy emotivo.
Los migrantes salieron de la región este de Libia
En el más reciente y trágico naufragio en el Mediterráneo Central, al menos 30 personas murieron, mientras que 17 fueron rescatadas por un carguero y luego trasladadas a un barco de la guardia costera italiana que las llevó a Pozzallo.
Según informes de MSF, los sobrevivientes declararon haber partido de Tobruk, al este de Libia, tres días antes del naufragio. MSF brindó apoyo psicológico a 15 personas, aunque dos de ellos tuvieron que ser hospitalizados.
Aunque la intervención de MSF ha concluido, la organización espera que estas personas reciban la atención adecuada y puedan empezar a imaginar un nuevo futuro lo antes posible.
En el barco no hay ni comida ni agua
De acuerdo con MSF, cuando se les informó a los migrantes sobrevivientes sobre lo que había sucedido, su memoria era confusa y no podían recordar con claridad su algunos de sus compañeros de viaje habían muerto antes del naufragio debido a la falta de alimentos y agua durante varios días.
La sobreviviente Siful, quien fue hospitalizada y no estaba en el centro de atención crítica de MSF, le dijo a ANSA que los traficantes les habían prometido comida y agua a bordo, pero que resultó ser falso.
Además, las personas habrían sufrido abusos en Libia antes de emprender el viaje. Todos fueron encarcelados en una habitación oscura durante dos meses antes de que se les permitiera abordar el barco y emprender el cruce.
Las sobrevivientes perdieron amigos y familiares
Uno de los sobrevivientes, atendido por un psicólogo y mediador intercultural de MSF en el hotspot de Pozzallo, contó que logró sobrevivir aferrándose a la quilla del bote, mientras que los demás fueron arrastrados por la corriente.
Según la organización, todas las personas con las que habló proceden del mismo pueblo en Bangladesh y tienen edades entre 18 y 25 años. Además, MSF informó que todos los inmigrantes sufrieron pérdidas de amigos, conocidos o familiares en el naufragio. Un joven relató que perdió a su tío y a su primo.