En una clara advertencia a Bruselas y siguiendo el nuevo rumbo político marcado por la actual presidenta Georgia Meloni, el Gobierno italiano ha anunciado que en el último Consejo de Ministros se ha aprobado declarar la emergencia migratoria durante, al menos, seis meses.
Las consecuencias de esta medida todavía no están claras porque solo hay un precedente y el Ejecutivo no ha explicado en qué se va a traducir. Lo que sí está claro es que este anuncio es una advertencia a Bruselas para dejar claro cuál va a ser la política migratoria de Italia a partir de ahora.
El Estado de emergencia se ha declarado 128 veces en los últimos 20, la más reciente, durante la pandemia. Con esta medida el Ejecutivo puede tomar decisiones sin consultar al Parlamento, lo que provocó protestas por parte de la ciudadanía, entre la que se encontraba la propia Meloni. También en 2011, el presidente Silvio Berlusconi utilizó esta figura legal con carácter “humanitario” para poder redistribuir por el resto del territorio a los migrantes que habían llegado a las costas.
Pese a que Meloni llegó a la presidencia de Italia prometiendo atajar el “problema migratorio”, las cifras no son buenas, pues en los últimos días han llegado a las costas italianas más de 3.000 personas, escenificando el aumento de los desembarcos que se ha producido en estos últimos meses. A esto se le suma la desastrosa gestión del naufragio en las costas de Calabria el pasado febrero en el que fallecieron 91 personas.
Por el momento, lo único que ha aclarado el ejecutivo es que esta medida va a contar con una primera partida de cinco millones de euros y durará seis meses. Su principal objetivo es el controlar una situación que parece desmadrada pues solo en el inicio de 2023 ha habido cuatro veces más llegadas que en el mismo período de 2022. De hecho, el pasado viernes se batió el récord de llegadas con 1.389 migrantes desembarcando en la costa.
Según el ordenamiento italiano, esta figura solo se puede declarar para afrontar con medios y poderes extraordinarios una calamidad: desde crisis humanada a los desastres naturales, y para ello se tiene que nombrar un comisario que deberá cumplir con los objetivos de la medida.
Pera el responsable de migración del la asociación Arci, Filippo Miaglia, no hay razones suficientes para tomar esta medida: “El Gobierno ha declarado el estado de emergencia a causa del número de llegadas a nuestras costas y fronteras terrestres. Pero ni los números ni las condiciones objetivas sugieren que haya una emergencia, ya que se declara por la llegada de 30.000 migrantes, cuando en 2015 acogimos a 200.000 y nadie pensó en declararlo”.
Según ha señalado el Ejecutivo italiano, el principal objetivo de esta medida es realizar procesos y acciones más ágiles para ofrecer a los migrantes soluciones de acogida más rápidas además de reforzar las estructuras y los sistemas para expulsa a migrantes que no tengan derecho a asilo, potenciando la identificación y el retorno.
El principal problema de Italia son los estados de salida de los barcos
La mayor parte de los migrantes que llegan a Italia proceden de países como Costa de Marfil, Guinea, Pakistán o Túnez, y el principal problema es que los puntos de salida de las embarcaciones son desde países como Libia o Túnez, con los que es complicado negociar.
“El problema de Italia es que los países que alimentan el tráfico hacia sus costas son algo parecido a estados fallidos. Libia y Túnez no tienen gobierno con el que negociar y los italianos se está preparando para futuras oleadas”, aseguran fuentes de la diplomacia europea que entienden que esta medida tomada por Meloni, es una llamada de atención a Bruselas para dar a entender que no van a ser ellos quiénes asuman la responsabilidad de acoger a todos los migrantes que llegan a sus costas.